Ainoa invitó al Cerdito Jamones a pasar el puente de
mayo en su casa. Cuando llegaron, le presentó a su bebé Javier, y se puso muy contento.
Lo primero
que hizo Ainoa, fue pegarse un baño con él y con Javier. Seguidamente,
convivió con el Cerdito Jamones varios días; Le daba de comer y cenar, hacía
con él los deberes, le acostaba con Javier en su cuna, le sacaba de paseo
montado en el carro de Javier dónde el Cerdito Jamones iba muy contento y
orgulloso, de que Ainoa le prestara tanta atención, y pasara todo su tiempo con
él, incluso no quería volver a su casa, aunque sabía que le esperaban muchas
aventuras más con sus amigos del colegio José Saramago.
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