Un día, Jamones estaba paseando con sus
padres por el campo y como había mucha gente, se despistó. No vio a sus padres
y se puso a llorar:
- ¡Muuuuuuuuuuaaaaaaaaaa! ¡Mmuuuaaaaaaaaa!
De repente vio una casita muy pequeña, se secó las lágrimas
con un pañuelo que tenía en el bolsillo y fue hacia allí. Llamó a la puerta y
le recibió una ratita muy guapa llamada Patitas. Le dejó entrar
y Jamones le contó lo sucedido. Patitas
le tranquilizó y dijo:
-
Si quieres te puedes quedar en mi casa a jugar y cuando se te pase
buscamos a tus padres, ¿vale?
- Vale - contestó Jamones.
Jugaron mucho tiempo, hasta que se hicieron muy amigos. Cuando Jamones se tranquilizó
se pusieron a buscar a sus padres. Preguntaron a todo el mundo. Les decían que fuesen para un lado y para otro… Hasta que les
encontraron llorando en un banco..
Cuando vieron a Jamones le abrazaron muy fuerte y le preguntaron
qué había pasado, entonces Jamones
les conto lo ocurrido:
-
Es que había mucha gente, me despisté y no os vi. Pero lo bueno es que he hecho una nueva amiga. Se llama Patitas y me ha ayudado
a buscaros.
- ¡Hola Patitas! - dijeron los padres a
coro.
Desde ese día Jamones y Patitas quedaron
muchos días y se lo pasaban ¡¡¡genial!!!
Marina Almendro López